Antes que nada una disculpa por abandonar este changarro tanto tiempo pero es que se lo juro por mi colección de tazos de los Power Rangers que no tenía yo tiempo, pero aquí les dejo esto.
Hace cuatro años no me emocioné tanto por el mundial de futbol como ahora, tal vez porque tenía otras “ocupaciones” en mi vida en ese momento, lo que si recuerdo perfecto fueron dos acontecimientos que cambiarían mi vida para siempre (susmamadas, ok no).
El primero ocurrió el 4 de julio cuando Alemania perdió 2 goles a 0 contra Italia, ese día devolví algo que nunca fue mío, a pesar de que lo tuve durante un tiempo considerable, incluso dejó una marca en mi (literal). El segundo ocurrió el 9 de julio, si justo el día de la final, el partido Italia vs. Francia, no pude haber tenido mejor escenario para verlo, una palapa llena de europeos (jajaja netita fue así como un sueño guajiro que le dicen), mis amigos, de fondo el mar, playas michoacanas, sin duda y no porque yo sea de aquí pero es uno de los lugares más hermosos que existen, en fin ese día me cayó el veinte, regresaba a Morelia ese mismo día y todo iba a ser completamente diferente.
Foto del paradisiaco lugar > http://is.gd/dkwcW
Pues bien, nada fue igual y es justo eso lo que ahora me hace sentir tan tranquila, tan fuerte y tan feliz, si pues por esta *besando la cruz*. Ah por cierto si se preguntan qué era lo que devolví, fue un anillo de compromiso, el que nunca me hizo ilusionarme, el que nunca me dio seguridad, ni felicidad, pero me di cuenta demasiado tarde, o no, la verdad es que no fue tarde, fue justo a tiempo, tomé una de las decisiones más importantes de mi vida.
El ocio y el mundial me hicieron recordar todo esto, también una larga conversación que tuve hace un par de días con mi mamá, ella me contaba que otra de mis primas (con esta ya van cinco) recién se había separado de su esposo, el pedo con todas ellas es que siempre sus maridos terminan cayéndonos poca madre y son ellas las tarde o temprano sacan el cobre, como vulgarmente se dice, concluimos que fueron presionadas para dar el “gran paso”, dar el si, jurarse amor eterno en el altar, ante dios y mínimo cien invitados, cena en tres tiempos, mantelería carísima y mesa de regalos en dos tiendas departamentales de prestigio, digo al fin que la felicidad viene después, o al menos ellas lo creían así.
Si algo agradezco es que a pesar de que mis tías son bien arpías (oh, no me juzguen antes de conocerlas) mi madre no se parece nadita a ellas, justo por eso yo jamás me he sentido presionada para lo que se viene conociendo como “el casorio”, ya saben tener muchos hijos y ser felices para siempre, si pasa que chido y si no también, yo creo que vivir obsesionado con la idea de que “ya se te está yendo el tren” es de lo más absurdo, innecesario y sobre todo estúpido, vive lo que te toca y punto, no busques, todo llega en su justo momento, pero sobre todo y aunque parezca frase robada de tarjetita Hallmark hay que vivir todos los días intensamente, sin quejas, al menos que hagamos algo al respecto para solucionar todo aquello de lo que nos quejamos.
Es un gusto enorme venir a escribir un ratito para todos ustedes, sé que no lo hago perfecto puesto que no soy profesional en la materia, pero si tienen algo que quisieran que hiciera pedazos, escúpanlo.
Gracias por leer.
jueves, 8 de julio de 2010
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